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Tras un mes y medio de haber dado a luz a mi pequeño Víctor estaba deseando compartir con todos vosotros mi experiencia del maravilloso embarazo que he tenido gracias a la quiropráctica para embarazadas.
Algunos ya conocéis mi estilo de vida, a los que no lo conocéis, os cuento. Suelo ajustarme de manera regular para gozar de una buena salud general pero además, al igual que con mi anterior embarazo, el de mi hijo César, me he ajustado de manera continua para lograr sentirme de maravilla. Al encontrarme tan bien, los 9 meses han pasado volando, hasta tal punto que 1 mes antes de dar a luz todavía estaba en la consulta haciendo mi trabajo y ajustando a mis pacientes sin ningún tipo de problema.
Con el embarazado de Cesar, incluso trabajé en la consulta el día que di a luz. Esta vez decidí descansar unos días antes de que naciera Víctor para poder disfrutar más de los últimos días. El hecho de que me sintiera muy bien a nivel postural tanto de la espalda como de la pelvis, del sacro o de las piernas ha hecho que haya disfrutado de mi embarazo sin cambiar mis rutinas diarias, disfrutando de la buena compañía de los pacientes.
No he sufrido ningún dolor en ningún momento cuando sabemos bien que el embarazo viene casi siempre acompañado de la aparición o del empeoramiento de problemas de espalda o de ciática.
Pero lo bueno del mantenimiento quiropráctico es que me ha ayudado mucho a recargar las pilas cuando más me hacia falta. Cada vez que empezaba a notarme con bajón tanto físico como emocional (no hay que olvidar que las hormonas en embarazadas trabajan muchísimo), me realizaba un buen ajuste. Con el ajuste lograba tener la energía y vitalidad que necesito para poder ayudar a los demás con todo el animo y la alegría.
En cuanto al parto... ¡Pues os diré que no podía haber tenido un mejor parto! ¡Más rápido imposible!
Cuando empecé a tener las primeras contracciones no pensaba que tan solo 2 horas después estaría ya con mi bebe en los brazos.
Al llegar a la sala de maternidad las matronas alucinaron que con solo 3 empujes, Victor estaba fuera. Por supuesto me preguntaron qué había hecho para tener un parto tan fácil y corto. Yo muy feliz les expliqué lo buena que era la quiropráctica para embarazadas.
Os imaginaréis que en esas condiciones ha sido un parto muy natural tal como yo lo quería y por supuesto sin epidural (que tampoco la había tenido para Cesar).
Había acudido por segunda vez al Hospital de Manises ya que tienen una casa de parto al estilo de los países anglosajones y Francia, donde tiene mucha fama. La habitación es muy acogedora, con luces calidas, con música, una bañera en el centro, te hace sentir como en casa y esto es muy importante en este momento de tu vida. Pero sobre todo hacen lo posible para ayudarte a tener el parto que deseas, un parto más natural y respetuoso tanto para la madre como para el bebe.
Lo más importante y lo que marca la gran diferencia entre un parto malo y uno bueno es poder moverse entre cada contracción, estar libre de tus movimientos para tener un mejor control del dolor, dejar la pelvis mover y jugar con la fuerza de gravedad del cuerpo.
Cuanto más mueves tu pelvis, más logras que se abra, y las cretas iliacas como el sacro dejan pasar el bebe con mucha más facilidad y con menos dolor.
Como explico a mis pacientes no es nada anatómico dar a luz tumbada o sentada en una cama con los pies arriba, porque el bebe no puede bajar bien ya que la pelvis y el sacro están más cerrados.
Después del parto he seguido con los ajustes quiroprácticos para reequilibrar mi columna vertebral y mi pelvis más rápidamente y poder disfrutar en mejor forma de mis bebes.
Al igual que yo, mi bebé Víctor no falta a sus ajustes y revisiones quiroprácticas.
Espero que con mi testimonio más mujeres se animen a tener un embarazo y un parto natural, sano para ellas y para sus bebes. Porque tener un parto bueno es posible! Hay que quererlo y actuar en ese sentido.
Nos vemos a mi vuelta a finales de septiembre!!!
Hasta luego,
Julie Fournier,
Doctora en quiropráctica.
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