¿Sabías que la doctora Julie Fournier pertenece a la familia de quiroprácticos más grande de toda Europa? Te lo contamos en nuestro post de hoy.

Veinte profesionales repartidos en tres generaciones de quiroprácticos, así es la familia de nuestra querida doctora Julie Fournier, la más grande de Europa en lo que a quiropráctica se refiere. El abuelo de Julie, quiropráctico pionero en Francia luchó por hacer realidad el reconocimiento de la quiropráctica en todo el mundo.

Con el abuelo de nuestra doctora, llamado Pierre Fournier, se inició una saga de quiroprácticos que continúa hoy día.

Pierre fue un francés que luchó como guerrillero en la resistencia y entró como teniente en el ejército de su país. En aquel momento Francia se encontraba en guerra contra Indochina así es que su hermano Michel le convenció para marcharse dejándolo todo y comenzar de nuevo en Estados Unidos. Pierre se sintió atraido por lo que su hermano llamaba "una profesión increíble", que se debía desarrollar en Francia. Así es que dejó a su mujer y a su primer hijo en Francia y embarcó rumbo a Davenport para estudiar en la Palmer School of Chiropractic.

En las aulas en las que estudió Pierre Fournier estudiaron también auténticas leyendas de la Quiropráctica tales como Reggie Gold, Galen Price,  J. Clay Thompson y Clarence Gonstead. Esta universidad fue la primera Facultad de Quiropráctica del mundo y en ella Fournier aprendió la profesión que para él "traería la salud del futuro". Tras estudiar durante cuatro años y graduarse en 1956 volvió a Francia para reunirse con su familia.

Fue en París donde abrió su primera consulta. El rápido crecimiento de su consulta hizo que rápidamente abriera otra más grande. En aquel momento no había demasiados quiroprácticos en Francia pero todos se consideraban una gran familia. Este vínculo tan fuerte entre los quiroprácticos hizo que Pierre dejara su consulta de París a un colega y se marchara, en 1958 a Lyon, donde se acabaría instalando con su mujer y su hijo.

Las colas frente a la consulta de Pierre eran enormes y esto puso al abuelo de Julie en el punto de mira de distintos médicos franceses, que le acabaron denunciando por practicar una profesión que no se encontraba regulada en Francia. Estos hechos, y el enfrentarse a numerosas investigaciones, concienciaron a Pierre de la importancia de la lucha para que se reconociera su profesión. Tanto fue así que llegó a destinar fondos para la apertura de la Facultad de Estudios Quiroprácticos en Francia.

La profesión continuó con sus descendientes

Pierre Fournier tuvo seis hijos, de los cuales cuatro se formaron también como quiroprácticos. Al no existir facultades ni Universidades en su país, todos tuvieron que marcharse al sur de Inglaterra, lugar en el que entraron en contacto con otros profesionales y formaron una auténtica red de profesionales quiroprácticos.

Hoy en día la familia Fournier está conformada por un total de 20 quiroprácticos de tres generaciones, a los que se suman cónyuges de familiares directos. Actualmente se reparten entre Francia, España e Italia.

Julie Fournier, nieta de Pierre Fournier, es una de las descendientes de una gran familia de quiroprácticos. Estudió en la Universidad de Quiropráctica IFEC (Institut Franco-Européen de Chiropractique) en París, y actualmente nos cuida a todos junto con los doctores Romain y Franck.

Además de llevarlo en las venas, para Julie, “la Quiropráctica es una profesión apasionante”. Un lema que toda la familia Fournier defiende. Tanto es así que su tía abuela Jeanine, con 85 años, continúa hoy ejerciendo la profesión. “Lo hace para dar vida a la gente”, asegura su sobrina. Algo que recuerda el mensaje que Pierre Fournier dejó para la posteridad “mi trabajo no es tratar a la gente, sino ayudarles a tener más vida”. La Quiropráctica significaba para él un estilo de vida, y siempre fue un fiel defensor de la filosofía vitalista y del concepto de que el cuerpo tiene una inteligencia innata. Unas ideas que difundió y defendió en todas las facetas de su vida.