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Despertarse con dolor de espalda y hecho polvo es una sensación que, por desgracia, muchas personas experimentan. El primer reflejo que tenemos es el de culpar el colchón. Pero realmente, ¿sabemos cómo elegir un buen colchón adaptado a nuestras necesidades para no tener dolor de espalda?
Las cifras son claras, y no solo lo decimos nosotros como quiroprácticos, si no que también lo dicen múltiples estudios consultados sobre el dolor de espalda: los pacientes que duermen con un colchón en malas condiciones son más propensos a sufrir dolor de espalda. Y ya os hemos comentado anteriormente que un buen descanso es fundamental para disfrutar de una vida saludable porque pasamos un tercio de la vida en la cama.
Con un colchón nuevo, los músculos se relajan más y en consecuencia cuando el sueño es más superficial durante la segunda parte de la noche, nos despertamos menos mientras que con un colchón de mala calidad solemos despertarnos más y somos más sensibles a que se nos inflame la espalda y derive en un dolor de espalda al día siguiente.
¿Sabías que los españoles son los europeos que más alargan la vida de sus colchones? Las cifras revelan que cambiamos de colchón una vez cada 12 años mientras que lo recomendable para gozar de un descanso en planes condiciones es hacerlo cada 10 años. Este hábito erróneo demuestra que en España no tenemos mucha cultura del sueño y es que, el descanso es el pilar clave de una buena salud general y de una correcta posición de la espalda para tener una columna vertebral sana y no sufrir dolores de espalda, por supuesto.
También es evidente, que un buen colchón no es la panacea, los dolores de espalda no se pueden solucionar únicamente cambiando de colchón pero si que es cierto que juega un papel importante para ayudar a prevenir el dolor.
Por eso hoy, desde Centre Quiropràctic Llevant queremos daros los 8 puntos claves para elegir mejor vuestro colchón y así ayudaros a manteneros sanos de la espalda en complemento del tratamiento quiropráctico. ¡Adiós dolor de espalda por culpa de un mal colchón!
1. De látex, de muelles o de espuma esto no importa tanto
Lo que hay que mirar son más bien sus cualidades intrínsecas, sin dejar de lado que la comodidad del colchón tiene mucho que ver con su base. Ya es que un somier bueno siempre será firme y uniforme para poder optimizar la calidad del colchón. ¡Atento! Un somier con las láminas situadas muy próximas entre si tendrá la ventaja de adaptarse mejor a las formas y al peso del cuerpo. Esto, sin duda, ayudará a prevenir el dolor de espalda.
2.Probar el colchón en la tienda
Al momento de elegirlo, una regla de oro es probarlo moviéndonos como en nuestra cama con una almohada. Es imposible hacerse idea en poco tiempo pero notarás ciertos matices.
Otro consejo es probar primero el mejor colchón de la tienda y seguir probándolos todos bajando en calidad. Te darás cuenta del nivel justo que tu espalda necesita entre firmeza y mullido para dormir a gusto toda la noche. Además tu espalda notará los cambios y se adaptará para demostrarte cuál es el que mejor le va.
3. La firmeza: ni demasiado blando, ni demasiado duro.
Encontrarás colchones muy firmes, firmes, blandos o ergonómicos. No existe aún un tipo de colchón ideal para todos.
La idea de que un colchón duro es bueno para prevenir el dolor de espalda o de colocar una tabla de madera entre el colchón y el somier no tiene fundamento. Es la misma idea obsoleta de recomendar natación para todos los que tienen contracturas o tensión de la espalda. Somos diferentes, y una recomendación más bien individual será la clave para prevenir los dolores de espalda.
Por regla general, nosotros como quiroprácticos, recomendamos un colchón más bien firme pero no duro porque siempre lo puedes adaptar si no te conviene perfectamente añadiendo un sobre colchón finito que lo haga más mullido mientras un colchón blando quedará siempre blando.
El grado de firmeza depende directamente de la persona, de su talla y peso. Por eso un buen colchón debe ser homogéneo para mantener el apoyo de todo el cuerpo sin tener hundimientos o huecos.
Por otro lado, debe también ser flexible para adaptarse a las curvas de nuestra columna vertebral, mantenerla recta y alineada a la vez para no evitar posturas extrañas y optimizar la salud de la espalda.
Con un colchón muy blando trabaja demasiado todo el cuerpo y sobre todo la columna vertebral que pierde su alineación correcta ya que se hunden los hombros y la pelvis en el colchón. Esto nos puede ocasionar dolores de cuello, migrañas, torticolis y dolores músculo-esqueléticos por la mañana al despertarnos. Pero también sucede que un colchón muy firme es malo por la espalda por que no se acopla bien a la columna y al cuerpo. Si una persona se mueve bastante al dormir y padece de dolor de espalda, no va a parar de despertarse durante los cambios de posiciones del sueño si el colchón es demasiado duro o demasiado blando.
Como consejo para las personas que sufren desviaciones de la columna vertebral por culpa de una cifosis dorsal, una escoliosis o cualquier otra curvatura espinal más pronunciada, será más recomendable usar un colchón firme con más mullido para adaptarse a la columna.
4. Comodidad: buscar algo mullido
Tener una primera impresión de comodidad con una sensación mullida a la vez y una segunda impresión de aguante y sostén de la espalda y de todas las partes del cuerpo sobre todo en las zonas de presión como los hombros, los glúteos, los tobillos y los pies.
También hay que fijarse en la altura del colchón y en su densidad para aguantar los movimientos.
5. Control de la temperatura
Es un parámetro en el que pensamos muy poco, sin embargo tiene su importancia ya que el colchón debe permitir una regulación adecuada de la temperatura del cuerpo para asegurar un sueño recuperador. Si pasamos demasiado calor, sudamos y dormimos mal, el umbral del dolor de espalda se ve modificado. También ocurre si tenemos frío. Los materiales naturales como la lana y el algodón favorecen un mejor intercambio de calor. Además, si vivimos en un sitio cálido el colchón de muelles se ventila mejor y es más fresco; por el contrario si eres friolero los viscoelásticos, de látex o de espuma ayudan a guardar el calor.
6. El tamaño adecuado
Hay que elegir un colchón suficiente grande, incluso si el espacio donde vamos a ponerlo no es muy grande. Es más aconsejado tener camas de 160 e incluso más, de 180 cm. Si una pareja se mueve más que la otra, inevitablemente afectará la calidad del sueño de la otra, pues empeorará la comodidad de su pareja modificando su posición en la cama. Este hecho insignificante, genera mucho dolor de espalda en algunas personas.
7. La postura del sueño
Si duermes solamente boca arriba, debes elegir un colchón más bien firme para sostener la espalda pero si duermes de lado el colchón que te conviene mejor es uno firme pero con más mullido para permitir que tu hombro se hunda lo necesario para una postura correcta.
Te recordamos, como hemos hablado en otro post, que dormir boca abajo es muy malo ya que propicia el dolor de espalda.
8. ¡Sentirse bien!
La parte subjetiva de la elección no se puede destacar. Hay que experimentarlo. Sentirse bien y cómodo es una parte esencial en la calidad del sueño.
Con suerte, estos consejos te ayudarán a elegir el mejor colchón para ti. No se debe olvidar que lo más importante es probar varios colchones para determinar cual es el modelo que se adapta mejor a ti y a tus necesidades. Además, ten en cuenta que la elección de un buen colchón es un seguro para prevenir el dolor de espalda.
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